Ayuntamiento de Badajoz

martes, 24 de enero de 2017

Al Maridi desciende de conquistadores

Durante la conversación con Los Indecisos sonaban de fondo guitarras, caja, bombo y voces. Señal de que hay murga cerca, ¡y a la caza! Efectivamente, pared con pared con Los Indecisos, ensaya Al Maridi. Espero fuera del local a que hagan una pausa en su trabajo para entrar y preguntarles si les viene bien que charlemos unos minutos. Amablemente me dicen que sí, que han terminado ya con el ensayo, y mientras me ponen una cerveza (Guinnes, por cierto), nos sentamos para hablar de la agrupación, charla que en muchos casos torna más en opiniones expresadas en primera persona por parte de los interlocutores que en opinión consensuada de la agrupación. Hablamos de trabajo, de esfuerzo de colaboración con la sociedad (Al Maridi está presente en cuanto eventos solidarios les proponen, como los festivales organizados por sindrome de Rett, Down...). Es justo reconocérselo y agradecer su empuje y participación en estos actos benéficos. También nos comenta algún componente de la murga, a título personal, el tema de los horarios de ensayo, acotados este año hasta las once de la noche, lo que está dificultando el trabajo de las murgas. Entienden que deba ser así para aquellas agrupaciones que trabajen el repertorio en el casco urbano, que hay que cumplir con la normativa municipal de ruidos, pero que la mayoría de ellas ensayan fuera de la ciudad para precisamente no molestar a los vecinos. Quizá en este caso se debería haber escuchado más a las murgas, y haber sido su Comisión la que marcara estos horarios. También refieren la falta de representación de las murgas en eventos como Fitur, salidas internacionales del Carnaval...como en el caso de Australia, adonde viajan dos trajes de comparsa y ninguno de murgas.

Y ahora sí, hablando ya de la murga y en nombre de la murga, nos quedamos con cuatro Al Maridi. Nos comentan que es prácticamente la formación del año pasado la que se presentará a defender, y si se puede superar, el cuarto premio del año pasado. Los cambios se encuentran en la percusión, a la que vuelve la formación del año de Miguel de Pena, y en uno de los guitarras, procedente de Serendipity. Saldrán, por cierto, con tres guitarras a concurso, y cuatro en la calle.


Su estilo, el de siempre, el que les ha llevado a ser fijos en la final desde hace tres años, con un sexto, primer y cuarto premios. Es decir, muy afinados, trabajando mucho la riqueza vocal de la formación (aspecto que trabajan de especialmente bajo la dirección de Pumba y Guille). Aquí hay que decir que las agrupaciones que, como Al Maridi, trabajan a tres-cuatro voces, corren un riesgo extra ante la mayor posibilidad de fallo: es más fácil afinar una voz que dos, dos que tres, y así sucesivamente. Buscan, nuevamente, un mayor equilibrio entre la musicalidad y la vis cómica, que en sus últimos trabajos están potenciando mucho, a pesar de que a veces les cueste llegar al público (se hace mención al artículo publicado recientemente por don José Guerrero "Yuyu",

en el que el autor gaditano habla de lo imprevisible de las reacciones del público). Presentación movida, pasodobles serios y despedida "seriota" serán las pautas que marquen su actuación de este año.  Su opinión de la norma de los 25 minutos (22 de actuación más 3 de margen) es positiva, permitirá ir más tranquilo a todas las murgas, sin atropellarse, por ejemplo, a la hora de beber o dejando al público que aplauda a gusto una de las piezas de la actuación. Carlos, ex de Titirimundi, no está de acuerdo: bajo su punto de vista esta norma no era necesaria, que para eso ya había un tiempo marcado, y con ajustar la duración de los repertorios  a ese tiempo ya era suficiente. Discrepancia que deja ver que los grupos no tienen opiniones monolíticas y que cada componente expresa su forma de pensar con total libertad.


En el repertorio de Al Maridi encontraremos un poco de todo. Para Carlos, lo ideal sería meter temas locales desde el personaje representado, pero según lo visto, la construcción de los repertorios va hacia los extremos: o toda la actuación cantando al personaje o a temas locales. Establezco una comparación con el concurso de agrupaciones de Mérida, que este año reúne a 32 (tres más que en Badajoz). Me comentan que, a su entender, eso se debe a dos factores: el estar su concurso abierto a toda España, lo que facilita la llegada de formaciones desde Andalucía, y que nuestro estilo es muy particular, muy ambiguo, sin la distinción que se establece en la capital política de Extremadura entre chirigotas y comparsas, opinión que ya vertieron en este blog los chicos de Los Hechiceros, de Almendralejo. Sí ven un acierto el que se hayan definido las piezas a puntuar (presentación, pasodobles, cuplés y popurrí), lo que ayuda al jurado a evaluar actuaciones de agrupaciones muy diferentes en estilo. Y vuelve a salir el personaje de Miguel de Pena (el telón que adorna el escenario del local es el de aquel año), punto de inflexión en la murga a la hora de compararse y buscar mejoras constantes (es como su "política de calidad"). Y preferirían que en concurso se cantara "a pelo", sin amplificación, como hicieron ellos en aquel antológico pasodoble en el que salieron por delante de la línea de micros para demostrar que se puede hacer en el López de Ayala. Me da que Al Maridi gustará este año. Como siempre.





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