Anoche, con lluvia, me planté en el local de ensayo de Las Sospechosas,
en la carretera de Sevilla. El mal tiempo no fue problema para que estas chicas
acudieran en bloque a su cita diaria con la murga para apretar con su actuación
de cara al COMBA 17. 15 murgueras más 2 figurantes aparecerán en escena este
año, con una formación musical de 3 guitarras, caja y bombo.
Sus edades oscilan entre los 19 y los 33 años, lo que es una ventaja y
un inconveniente: ventaja porque tienen todas las ganas y el desparpajo del
mundo (conforman, a mi entender, un grupo muy "salao"). Inconveniente
porque muchas de ellas están estudiando, e incluso algunas trabajando y
estudiando (en vez de "ninis", son "sisis", sí estudian y
sí trabajan). De hecho, de las tres guitarras, dos de ellas están de exámenes,
los que las obliga a organizarse perfectamente para cubrir estudios y murga (a
una de ellas, el primer año de carrera le fue regular nada más, por ser
optimista). Y a lo largo del ensayo, surge la necesidad de variar el calendario
de reuniones de la semana que viene por los estudios. La formación ha
experimentado algunos cambios con respecto al año pasado: Se ha incorporado
Belén, anterior caja de Los Chungos, que cubre la baja de Cristina. Además, 3
nuevas voces (Mercedes, de Olivenza, Pili y María, anteriormente figurantes de
la murga) complementan el grupo, que viene manteniendo una estructura bastante
estable desde hace siete años. Nuevamente vuelve a salir a la palestra la
importancia de conservar los grupos a lo largo de los años.
De cara al 2017, mantienen su estilo: "canalla, sinvergüenza
y payasas", según se definen ellas mismas. Ana es quien compone el
repertorio en música y letra (por primera vez este año al completo, ya que
hasta ahora las venía ayudando Nando, de los Water, a quienes están muy
agradecidas), y Tere es quien se ocupa de que suenen afinadas. En su repertorio
habrá algunos temas locales en el cuplé, que por cierto tiene un estribillo muy
divertido y juguetón, que posibilitará su complicidad con el público. Me comentan
que tienen la sensación de que no se puntúa por igual a las murgas por el hecho
estar compuestas por hombres o mujeres. Piensan que hay una norma no escrita
que provoca que a las murgas masculinas se les puntúe por su gracejo con menos
peso de la afinación, y en las mujeres pasa al contrario: se las valora más
cuanto mejor cantan, sin tener tanto en cuenta las letras de sus repertorios.
Por ello cuidan mucho las letras, al observar la máxima de que un taco suena
diferente en voces de hombres y mujeres. Dejo aquí el tema, porque considero
injusto hablar de murgas femeninas y masculinas; todas son murgas y merecen el
mismo respeto.
Llegarán al López de Ayala muy enfadadas. Su personaje, que estaba
entre las posibilidades de traje desde hace algunos años, así lo requiere. Y
por lo que escuché anoche, suenan muy afinaditas, bien conjuntadas, con unas
voces altas que en algún momento rayan la brillantez. El pasodoble que oí es
valiente, el cuplé bien representado con un estribillo muy apropiado y gracioso.
Más gracioso si cabe, porque se las ve muy metidas en el papel, disfrutando de
la actuación. Y eso es fundamental en una murga, disfrutar ahí arriba para
transmitir mejor al público.
Eso sí. Tienen
trabajo por delante. Ánimo, chicas, que todavía quedan 18 días. ¿O solo quedan
18 días?
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