Vamos primero con Las Polichinelas. Las encontramos en la planta de arriba de una de las naves de la barriada de Llera. Curiosamente, en la planta de abajo, ensayan los Espantaperros (ellos fueron quienes les indicaron el local, mucho mejor que el anterior). Hoy acudieron al ensayo trece componentes de la murga, cuya formación musical será de tres guitarras, caja y bombo. Bueno, en realidad están 15, si contamos con la polichinela que está a punto de dar a luz, motivo por el que este año se descuelga del carnaval, y lógicamente su bebé.
Las sorprendemos en pleno ensayo, cantando con mucha fuerza. Cantan realmente bien, con aspectos técnicos que ojalá el jurado tenga en cuenta a la hora de evaluarlas (tres voces, algún canon, modulaciones con un efecto realmente bonito...). Como por ejemplo en su pasodoble, que comienzan subiendo el volumen de menos a más ya desde la entrada, cerrándolo de igual forma, en una especie de fade. Usan pitos en su repertorio, algo cada vez menos usual en el Carnaval pacense, y ponen un punto "picantón" en uno de sus cuplés. Su personaje promete ser muy divertido, en la línea del del año pasado, al que dan cierto punto de continuidad. Y por lo que se ve, su actuación va a ser muy dinámica, con un ritmo endiablado de principio a fin. Habrán de cuidar muy bien el posible incremento de velocidad que se produce en todos los grupos al saltar a las tablas del López de Ayala.

En un descanso, Irene y Margarita me cuentan que este año le han dado un giro a las letras, que son menos críticas que las del año pasado cuando se disfrazaron de viejas cotillas, personajes al que le cogieron tanto cariño que en los inicios de los ensayos de este año aún ponían voces de su anterior personaje. La actuación se ve muy ensayada, salvo algún punto de la misma, en la que alguna componente tira aún de letras. Sobre todo para la presentación, que compusieron el pasado sábado, tras el sorteo del concurso. Y es que su disfraz no será la primera opción que han trabajado de cara al COMBA 2017: hubo un primer personaje que, quizá por su indefinición, no inspiró letras de manera fluida, cambiando finalmente al traje que presentarán este año en el López de Ayala.
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