Me da la bienvenida Truji, quien me presenta al resto de la murga. El local está curioso y tiene los ingredientes indispensables de un local de ensayo: escenario, estufas, barbacoa y barra. Y hasta un taller en el que elaborar los complementos del disfraz, como por ejemplo, los gorros que estaban terminando ayer.
Pillamos a Los Taifas ensayando el popurrí. Esa parte del repertorio que, quizá por ser la última que se canta, sea también la última que se prepara. Los Taifas serán dieciocho este año, quince componentes más tres figurantes, y en su formación no ha habido excesivos cambios con respecto a 2015 (bombo nuevo y una voz). Opinan que mantener la "alineación" del primer año es importantísimo, por el conocimiento de tus compañeros y la confianza que esto te da a la hora de defender un repertorio. Su formación musical será la de tres guitarras, caja y bombo. No harán rotaciones sobre el escenario durante la actuación, no son partidarios de esta posibilidad que permite el reglamento. Me llama la atención la juventud del grupo, en torno a los 27-28 años de media, y con componentes de distintos lugares de la región que se conocieron en la Universidad, sin estar relacionados a través de la familia con el mundo de las murgas y el Carnaval.
En la actuación de este año apreciaremos más contundencia en su sonido; de hecho nos comentan que creen que el año pasado pecaron de falta de fuerza en su actuación en el López de Ayala. Su presentación, lo único que les oímos interpretar (reservados estos chicos, aunque no más que otros grupos), tiene garra, con una coreografía bien trabajada. Aún no han tenido la opción de cantar dos días en el mismo concurso en el López de Ayala. Quizá en 2016 les llegue la primera opción, en su cuarto año de vida.
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